30/10/10

Los hombres y mis "glamourosas" gafas.

Hace años, a mi yo de entonces, le gustaban los hombres fuertes y poderosos que me encogían por dentro...y descubría sorprendidada, que muchos eran niños débiles y destructivos, agarrotados, impenetrables...sedientos de transparencia, de luz... pero encerrados en el cuarto oscuro de su miedo. 
También mi yo de hace años, se enamoraba de hombres que consideraban a las mujeres como deliciosos aperitivos...y les gustaba probarlos todos...y no se comían ninguno...y me lamia la marca de su mordisco... y me afilaba las uñas.
Por aquel entonces, con mis glamourosas gafas, buscaba hombres fascinantes...poco habladores, misteriosos y distantes...ingeniosos, mordaces, inteligentes, sugerentes... presentía sabiduría, riqueza interior...un tesoro de amor y ternura por descubrir...y cuando extendía la mano... solo encontraba miedo, desconfianza, vulnerabilidad y disfraces sutiles...¿donde estaban la luz y el calor que tanto necesitaba ? 
Mi yo de entonces se relacionaba con los hombres desde los "noes"...no era lo suficientemente...alta...baja...sexi...intelectual...rubia...morena...habladora...discreta...buena cocinera...buena amante...tontita...inteligente...superior...inferior...
Y con mi carita llena de "noes" les miraba y les sonreía, y no me dejaba ver...y me sentía distorsionada, rara y dolorida.
Ahora que me siento libre y plena de "síes", conozco hombres que cuando me abrazan me dicen lo extraordinaria que soy, y saben mirarme y verme, y son alegres, y tiernos, y comparten amistad, cariño, inteligencia y calidez.
Ahora que mis gafas han cambiado y que habito otro yo distinto, descubro amistad y ternura en hombres a los que les encanta estar con las mujeres y compartir con ellas, y que se divierten con su forma de sentir y percibir el mundo... 
Ahora, ¡por fin!, mis gafas me dejan ver la cantidad de hombres inteligentes y sensibles, jóvenes y no tan jóvenes...que quieren cambiar el mundo desde la tolerancia y la ternura, la generosidad y la solidaridad, el amor y la alegría...   

11/10/10

Nuestra casa y el sentimiento de riqueza.

Riqueza, pero ¿que es la riqueza para cada uno de nosotros?
En nuestra sociedad actual, se asocia la riqueza a la posesión de bienes materiales y de dinero, con los cuales sofocamos nuestro miedo a carecer de lo más elemental.
Yo creo que el sentimiento de carencia o de prosperidad, de donde realmente proviene es de nuestro interior, y lo que llegamos a conseguir en la vida no será más que un reflejo de aquello que nos permitimos alcanzar desde dentro de nosotros.
Pienso que los "noes" comienzan en nosotros, y como una vasija que desborda, se van insertando  en nuestra vida negándonos experiencias, salud, amor y riqueza.
Descubrir nuestra riqueza interior, desarrollar nuestra potencialidad y sentirnos valiosos, con recursos y habilidades, nos da confianza y "sentimiento de riqueza" para enfrentarnos a los cambiantes vientos de la vida.
Hay muchas formas en las que se manifiestan en nuestra casa esos "noes" que nos niegan riqueza. La experta en feng-shui Denise Linn, nos proporciona a través de la forma en que organizamos nuestro hogar, valiosas pistas. Veamos algunas de ellas. 
  • Una casa limpia y ordenada puede significar una vida bien organizada...pero un exceso de control reflejará  miedo y desconfianza en la riqueza y las oportunidades de la vida.
  • Si lo tuyo es el desorden, puede que en el momento en que te encuentras priorices  otros aspectos en tu vida: hijos pequeños, pluriempleo provisional, oposiciones, emergencia familiar...precisamente porque sabes valorar cada cosa. Pero pudiera ser que tu desorden hable de falta de control sobre tu vida, e incluso de una forma de no abrir tu intimidad a otros con la excusa del desorden...¿donde esta tu riqueza? ¿sientes que no tienes nada que ofrecer a los demás?
  • Cuando tenemos muchas cosas por el suelo: cestas, libros, apuntes, el equipo de música, almohadones...puede ser que nos sintamos muy unidos a la tierra y esto nos haga sentir seguros y arropados. Pero también puede que estemos bloqueados y no "podamos levantarnos"...¿confiamos en nuestros recursos?
  • Una casa bien organizada nos hablara de productividad y comodidad...pero demasiada organización puede significar rigidez y resistencia al cambio por inseguridad y miedo a no ser capaces de adaptarnos a lo desconocido...nos sentimos pobres en nuestros recursos personales.
  • Si en nuestra casa tenemos muchos obstáculos por en medio, quizás es que sentimos la vida llena de obstáculos que sortear...¡parece que no damos de si!
  • Cuando no utilizamos las cosa "buenas y bonitas" y las guardamos para "un futurible incierto", es como si no nos sintiesemos merecedores de lo bueno que la vida nos ofrece. Esto puede pasarnos con vajillas, ropa de cama, objetos decorativos, ropa buena y bonita, camisones...pero si no tomamos la riqueza que ya tenemos ¿como podemos esperar ser más prósperos?
  • Cuando muchos objetos que usamos, están fuera de nuestro alcance y necesitamos subirnos en algo para cogerlos, puede ser que tengamos la creencia de que "hay que trabajar duro en la vida para prosperar"... ¡vamos, que la vida nos resulta difícil y nos costará disfrutar de nuestra riqueza!
  • El hecho de que almacenemos muchos objetos nuevos sin usar, puede estar hablándonos de que no utilizamos nuestra potencialidad. Pueden ser telas, o latas de pintura sin estrenar, o herramientas nuevas, o cuadernos sin empezar...¿que pasa con nuestros talentos? También puede significar que acumulamos para tiempos de escasez...y esto nos hablará de temor al futuro y de inseguridad en nuestras capacidades.

2/10/10

Los hombres..¡Ay los hombres!

Resulta que Samuel Osherson, un prestigioso psicólogo, nos cuenta en su libro "Al encuentro del padre" (como la vida de un hombre es moldeada por la relación con su padre), como la mayoría de los hombres llevan muy mal eso del amor, qué es donde, por lo visto, se concentran gran parte de sus dolores vitales.
Parece ser, que cuando tienen que hacer ese cambio tan necesario para seguir creciendo de 3 a 5 años, de la madre al padre, tienen que pasar de un espacio que sienten suave, cálido, armonioso, a otro espacio más bien incierto y desde luego no tan cálido, ni tan suave, porque su padre aprendió a su vez del suyo, a ejercer una ausencia física o psicológica, todo lo cual, según Osherson, resulta una gran tragedia social a la que no se le da la suficiente importancia...
Ante la gran tragedia del cambio en esas condiciones, ¿que hacen la mayoría de los hombres?...pasan de las mujeres, hacen como la zorra con las uvas que no puede alcanzar, ella pasa diciendo: ¡están verdes!; los hombres lo que hacen es desvalorizar y ridiculizar ese mundo femenino que tanto les gusta y necesitan...con la ayuda por supuesto de una sociedad repleta de valores masculinos, en la que los hombres se desconectan de sus auténticas necesidades emocionales.
Así que la mayoría de los hombres reprime su corazón y esconde, hasta de si mismo, esa necesidad de ser cuidado, mimado y achuchado, que todo ser humano sano siente de forma natural... eso tan dulce que nos nutre y nos hace sentir valiosos, amados y estupendos.
Dentro de ellos se monta una pelea entre esas creencias de la sociedad imperante, y esos pedazos de si mismos que se parecen al cálido y maravilloso mundo que conocieron de su madre... que tienen que ver con el nutrir, el cuidar, la vulnerabilidad, el dar y el recibir, el sostener, el mantener la vida, etc, etc...y el amor en sus manifestaciones más delicadas, cálidas, sutiles y nutritivas.  
Y además son estos pedazos precisamente, los que les relacionan con la alegría y su  creatividad  más genuina, la que brota de su autoestima y de su sentimiento de merecer lo mejor que la vida les puede dar...
La mayoría de los hombres no aprende a cuidarse, ni a nutrirse emocionalmente, ni tampoco se permiten desarrollar una cálida intimidad con otros hombres...van encorvados por la vida con una pesada mochila llena de vulnerabilidad, dependencia y vacío de si mismos...y nos buscan, nos buscan a las mujeres desesperadamente, ¡para que les cuidemos!, porque claro, la mayoría no saben cuidarse solos...pero por otro lado se resisten a necesitarnos... porque eso les hace sentirse como niños... y eso no les gusta nada, así que en vez de comunicarse "de verdad" con nosotras, en vez de pedir desde su necesidad con claridad y honestidad, lo hacen de una forma sutil o manipuladora, para así, no tener que asumir la responsabilidad de pedir y recibir.

¿Como lo veis? Así pasa lo que pasa... que muchos hombres, en su corazón, siguen siendo unos niños pequeños buscando desesperadamente como volver a ese calido lugar que conocieron y disfrutaron... pero que un día perdieron.


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