13/7/13

Espiritualidad y Racionalidad.


En las últimas semanas un grupo de amigas y conocidas estamos viviendo una situación impactante y dolorosa.
Una de nosotras a sufrido un derrame cerebral y se encuentra en coma en estos momentos, y las posibilidades de que salga totalmente recuperada de ello son inciertas.
Cuando nos vemos hablamos de lo que está pasando, y en esas conversaciones se ponen de manifiesto diferentes posturas y creencias.

La más común es rezar por ella, y es curioso como algunas que se declaran no creyentes también le rezan a San Expedito, de la que nuestra compañera es fiel devota, llegando a realizar una visita al altar del Santo para pedir por su recuperación. 
Otra postura es la de las agnósticas racionalistas a las que les gustaría creer, lo que además les parece algo estupendo y "que ayuda mucho" en estas situaciones difíciles... pero confiesan que les es imposible... ellas no pueden "refugiarse" en esa solución tan "indemostrable", y aunque tratan de mostrar respeto por las "creyentes", sin darse ni cuenta adoptan una cierta actitud de superioridad intelectual, aunque por supuesto nunca lo reconocerían.
Se habla en grupo de los milagros de Juan Pablo II, del sinsentido de la vida, de lo injusto de la situación... están las optimistas que dicen ¡¡hay que animarse, todo va a ir estupendamente!! que parece que nos miran a las que sostenemos la incertidumbre como sí fuésemos unas aguafiestas... escuchamos la información de las que son médicas y enfermeras que la visitan en la UCI... y que ven con impotencia su deterioro y con fe sus pequeños avances... y de alguna forma la vida de todas se ha teñido de una cierta tristeza imprecisa y sutil...
Y en ambos grupos de compañeras hay un fondo, y así lo manifiestan abiertamente, de dolor, miedo, sentimiento de injusticia, incomprensión y rebeldía... 
Hay otra actitud, que es la mía, de los que vivimos una espiritualidad mas libre y ajena a los dogmas religiosos... También me siento impactada y profundamente afectada por lo que le está sucediendo a nuestra amiga y compañera... y también la tristeza tiñe mi vida... y aunque por supuesto ruego por ella a mi manera, lo cierto es que no siento el mismo miedo, ni esa sensación de injusticia... ni tampoco me rebelo ante lo sucedido ni lo veo un sinsentido...
También a mi como a todas, esta situación me está afectando, porque me enfrenta de nuevo a la muerte después de pasar por la de mi hermano en Febrero ... y siento que cuando me dejo atrapar por la mirada de los que me rodean desde el temor, me debilito... y pierdo seguridad... y siento temor ante la posible pérdida de los que amo... ante la excursión de mi marido a los Pirineos...¡Tan larga!...¿Y si le pasa algo?... 
Entonces me doy cuenta de lo importante que es mi confianza en la sabiduría de la vida... y    me lanzo al vacío con esa maravillosa confianza de saber que nunca me van a dejar caer... ¡Y recupero mi centro!
En toda esta situación, yo sólo puedo hablar desde mi, y puedo decir lo difícil que me resulta sentirme comprendida por mis compañeras desde este lugar en el que estoy, y la verdad es que me siento aislada de muchas de ellas... 
Mi percepción es que se aferran a la realidad que conocen con un gran deseo de control... y cuando no pueden "comprender" desde ese control lo que está sucediendo, se sienten enormemente indefensas y perdidas... 
¿Pero cómo explicarles que eso les cierra la puerta a la auténtica comprensión? 
¿Cómo transmitirles que con su deseo de comprender y explicar todo racionalmente no pueden acceder a esas respuestas que tanto anhelan?
¿Cómo pueden llegar a vislumbrar las que se consideran creyentes "otra realidad", si miran al cielo en sus momentos de impotencia y dolor como si fuese una tabla de salvación, sintiéndose pequeñas e indefensas en manos de un Dios que de una forma incomprensible "mata" a unos y "salva" a otros?
Comprendo lo difícil y doloroso que es vivir así... porque lo he vivido.
Ahora para mi, la racionalidad no es más que una terrible cárcel que durante años me está impidiendo ser realmente libre... Y el deseo inmoderado de control, algo que conozco muy bien, un salvavidas al que aferrarme para intentar no sufrir... para intentar que la vida no me penetre totalmente poniendo mi mundo patas arriba, permitiéndome llegar a lugares insospechados y extraordinarios...

Ese dilema entre racionalidad y espiritualidad está ahí en la calle, entre mis amigas, en los amigos que comparto con mi pareja... y trato de comprender y profundizar en el mensaje que me trae a mi ¡porque me cuesta!... y no me es dificil ver que tiene mucho que ver conmigo... con esa lucha interior que mantengo conmigo misma desde siempre, y ahí sigo inasequible al desaliento... porque he ganado muchas batallas, lo se ¡Pero no la guerra!... Mmmm...
Un gran beso.

(El dibujo es de Benjamin Lacombe)

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