2/10/10

Los hombres..¡Ay los hombres!

Resulta que Samuel Osherson, un prestigioso psicólogo, nos cuenta en su libro "Al encuentro del padre" (como la vida de un hombre es moldeada por la relación con su padre), como la mayoría de los hombres llevan muy mal eso del amor, qué es donde, por lo visto, se concentran gran parte de sus dolores vitales.
Parece ser, que cuando tienen que hacer ese cambio tan necesario para seguir creciendo de 3 a 5 años, de la madre al padre, tienen que pasar de un espacio que sienten suave, cálido, armonioso, a otro espacio más bien incierto y desde luego no tan cálido, ni tan suave, porque su padre aprendió a su vez del suyo, a ejercer una ausencia física o psicológica, todo lo cual, según Osherson, resulta una gran tragedia social a la que no se le da la suficiente importancia...
Ante la gran tragedia del cambio en esas condiciones, ¿que hacen la mayoría de los hombres?...pasan de las mujeres, hacen como la zorra con las uvas que no puede alcanzar, ella pasa diciendo: ¡están verdes!; los hombres lo que hacen es desvalorizar y ridiculizar ese mundo femenino que tanto les gusta y necesitan...con la ayuda por supuesto de una sociedad repleta de valores masculinos, en la que los hombres se desconectan de sus auténticas necesidades emocionales.
Así que la mayoría de los hombres reprime su corazón y esconde, hasta de si mismo, esa necesidad de ser cuidado, mimado y achuchado, que todo ser humano sano siente de forma natural... eso tan dulce que nos nutre y nos hace sentir valiosos, amados y estupendos.
Dentro de ellos se monta una pelea entre esas creencias de la sociedad imperante, y esos pedazos de si mismos que se parecen al cálido y maravilloso mundo que conocieron de su madre... que tienen que ver con el nutrir, el cuidar, la vulnerabilidad, el dar y el recibir, el sostener, el mantener la vida, etc, etc...y el amor en sus manifestaciones más delicadas, cálidas, sutiles y nutritivas.  
Y además son estos pedazos precisamente, los que les relacionan con la alegría y su  creatividad  más genuina, la que brota de su autoestima y de su sentimiento de merecer lo mejor que la vida les puede dar...
La mayoría de los hombres no aprende a cuidarse, ni a nutrirse emocionalmente, ni tampoco se permiten desarrollar una cálida intimidad con otros hombres...van encorvados por la vida con una pesada mochila llena de vulnerabilidad, dependencia y vacío de si mismos...y nos buscan, nos buscan a las mujeres desesperadamente, ¡para que les cuidemos!, porque claro, la mayoría no saben cuidarse solos...pero por otro lado se resisten a necesitarnos... porque eso les hace sentirse como niños... y eso no les gusta nada, así que en vez de comunicarse "de verdad" con nosotras, en vez de pedir desde su necesidad con claridad y honestidad, lo hacen de una forma sutil o manipuladora, para así, no tener que asumir la responsabilidad de pedir y recibir.

¿Como lo veis? Así pasa lo que pasa... que muchos hombres, en su corazón, siguen siendo unos niños pequeños buscando desesperadamente como volver a ese calido lugar que conocieron y disfrutaron... pero que un día perdieron.


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