ELPERIÓDICO. JOSEP GARCIA 12.3.2013
Teresa Forcades y Vila es médico, teóloga y monja de la Orden de San Benito, conocida por sus posiciones feministas y sus manifestaciones críticas con las actuaciones de las multinacionales farmacéuticas.
"Tenemos que ser conscientes de que el poder está en nuestras manos"
En este momento de tanta incertidumbre, ¿dónde deberíamos clavar urgentemente nuestra atención?
En el último informe del Insocat (Indicadores Sociales de Catalunya), según el cual en enero de este año había un 12% de familias con muchas dificultades para llegar a final de mes, es decir, que si no hacen cola en algún lugar para que les den comida, no comen. A ese 12% sumémosle el 18% de las familias que tienen bastantes dificultades. Tenemos el 30% de hogares en situación de pobreza, más una cota de paro superior al 20%, que alcanza el 50% en los recién licenciados. Son datos estremecedores. Catalunya es la comunidad autónoma donde ha aumentado más la pobreza en los dos últimos años, y las más afectadas son las familias con niños pequeños.
¿Es suficiente lo que hacen las administraciones para paliarlo?
No solo no es suficiente, sino que es contrario a lo que se debería hacer. En el Estado español se ha producido un fraude fiscal y una amnistía fiscal. Según los números que yo tengo, el fraude ha sido de 90.000 millones de euros, lo equivalente a todos los recortes. Es decir, que si se hubiera perseguido el fraude fiscal, no hubiera hecho falta ningún recorte.
Pero las noticias sitúan a miembros de la Administración en primera línea de la corrupción...
Debemos establecer unas balanzas capaces de detectar la corrupción y responder a ella. Pero, para mí, el problema más grave es que tenemos un sistema, el marco global de nuestro funcionamiento social y económico, que va contra los derechos fundamentales, como se demuestra ahora. Nuestro marco dice: lo primero es el beneficio económico.
¿Cómo se cambia el sistema?
Como mínimo, tendríamos que crear la plataforma necesaria para hablar de ello entre todos, porque mi impresión es que la mayoría del país quiere una cosa diferente a lo que vivimos. Creo que existe una mayoría social contraria a que la deuda, que era en el 81% privada y solo el 19% pública, haya pasado toda a ser pública, porque se ha cogido a los deudores privados y se les ha dicho: no sufran, ya lo asumimos nosotros. Y nosotros, ¿quiénes somos? Somos usted y yo. Y a usted y a mí deberían habernos consultado, porque entonces hubiéramos dicho: ¿La deuda de Bankia? No, gracias, no la quiero. Esto explica muy sencillamente pero exactamente lo que ha pasado. No es ninguna exageración.
¿Dónde está el error del sistema capitalista?
Es un sistema éticamente condenable porque es falaz, se presenta como defensor de la libertad, y por tanto del riesgo, pero cuando el riesgo no le va bien, el Estado tiene que rescatar. En la práctica, el empresario, no el empresario al que yo aprecio y del que me gustaría que hubiese cada vez más, sino el empresario capitalista ha estado vinculado desde la revolución industrial al poder político y al poder militar, ha fomentado leyes favorables a sus intereses, tipos de contrataciones laborales, proteccionismo comercial...
¿Qué es para usted la ética?
Para mí, el principio básico de la ética es dar a las personas el espacio que necesitan para poder realizarse. Va contra la ética cualquier cosa que violente a otra persona.
¿El capitalismo, tal como lo hemos visto, es incompatible con la ética?
Sí, porque en el sistema capitalista, yo te alquilo para que trabajes para mí y, con tu trabajo, yo puedo ganar 1.000 euros al día y a ti te pago un euro. ¿Nuestra sociedad quiere vivir en una situación en la que se nos pueda hacer esto? Yo creo que no.
Pero constituir la plataforma para decirlo en voz alta es casi utópico.
Hay salidas revolucionarias, pero la que yo quisiera es pacífica y democrática. No creo que el fin justifique los medios. Por eso creo en una plataforma ampliamente representativa de las voluntades populares que se presente a las elecciones con el objetivo de convocar una asamblea constituyente. Tenemos que conseguir esta unidad de base, recuperar el sujeto político, ser conscientes de que el poder está en nuestras manos.
Hasta que no se logre, ¿qué hacer para no caer en la desesperanza?
Lo que yo planteo no es para de aquí a 20 años, pero tampoco para pasado mañana. En cambio, las necesidades de personas a las que tal vez hoy vengan a buscar para sacarlas de su casa -más de 500 desahucios diarios en el Estado- son urgentísimas. Y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca es un modelo a seguir para apoyar, parar el golpe, acompañar a quienes injustamente reciben el impacto brutal de esta crisis provocada por otros que se están beneficiando, y a las que estamos premiando. Premiamos con dinero, prestigio e incluso con cargos a quienes han causado esta crisis, entidades financieras y responsables políticos que aprobaron trasladar la deuda privada al ámbito público.
Llama la atención que en la política no parece que haya reflexiones personales sobre las injusticias.
Llama la atención, sí. Y creo que es por el sistema que tenemos montado, que imposibilita que alguien con pensamiento independiente pueda llegar a ocupar un cargo político importante. Los partidos deciden el lugar que ocupas y es de quien cobras. No eres independiente a no ser que estés dispuesto a perder el trabajo. Si las listas fueran abiertas, sería la gente quien votaría y concedería ese lugar de trabajo. La gente sería la fuerza del político, y su fuerza también frente al partido, y eso le otorgaría su independencia.
De nuevo, es el sistema el error.
Sí, yo no estoy de acuerdo con el desprestigio de la política. Creo que la política es algo muy noble y fundamental para la vida en común. Lo que impulsa la vida pública es la actividad política, pero debemos aspirar a una actividad política buena, que represente los anhelos reales del pueblo. No podemos quedarnos en una crítica en bloque de la política porque esto al statu quo le va muy bien, porque si estás en contra de la política, no harás ninguna organización de base capaz de ganar unas elecciones que cambie el marco.
¿Qué función desempeña la solidaridad en estos momentos?
Ahora es fundamental. Todos los informes dicen que es la familia y la red básica de amistades, las unidades afectivas, lo que está parando el golpe. Ese 12% y ese 18% aguanta porque los abuelos con pensión acogen a hijos y nietos sin trabajo, o Cáritas y otros colectivos como la comunidad de benedictinas de Barcelona también reciben más peticiones de ayuda inmediata. En mi comunidad hemos tenido que prescindir de un coche y hacer otros ajustes.
Decía que aprecia al empresario.
Sí. Lo ideal para mí es que todo el mundo fuera empresario, aunque sea en cooperativa. Sería muy bueno eliminar la patronal. Alquilar a alguien para trabajar, intrínsecamente va contra la dignidad. En Sant Benet tenemos una empresa, una tienda y un taller de cerámica, pero no somos capitalistas, todas las que trabajamos somos copropietarias. La empresa es una posibilidad de inventar aquello a lo que quieres dedicar tu vida laboral, en f unción de tus talentos. La emprendeduría es fundamental en un país. Trabajar no es fichar y tener un buen sueldo, sino hacer el mundo mejor.
Pero los pequeños son los que más se ahogan en estos momentos.
Sin embargo, son los que tienen compromiso local, las pequeñas tiendas aportan calidad de vida y no grandes superficies cuyas ganancias no sabemos dónde revierten.
De la actualidad vaticana, ¿qué es lo que más le llama la atención?
La inmunidad de Benedicto XVI, respecto de su requerimiento judicial como posible encubridor de pederastia -inmunidad que se mantendrá, siempre que siga en el Vaticano-. Me parece una decisión inadecuada, y veo que nadie lo cuestiona. Esa inmunidad demuestra de nuevo que la estructura de institución eclesial es opaca y no representa a la mayoría de católicos.
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