¿Magia Navideña?

Llega Diciembre, y como nos tienen acostumbrados, nuestros escaparates se llenan de escenografías teatrales que nos ofrecen  felicidad y consumo entrañablemente unidos.

No importa que estemos inmersos en la crisis económica, según los expertos, más grave desde la segunda guerra mundial... la maquinaria de los falsos sueños no puede pararse... y el que más y el que menos, busca sofocar sus miedos al grito de: "¡que la fiesta continúe!"

También  comenzarán a pasarnos por TV, esas películas americanas de todos los años, que nos hablarán del poder mágico de la Navidad para resolver dolores y conflictos familiares, tanto económicos como emocionales... y así, mirando escaparates con trajes, regalos y decoraciones aparentones, pero de indudable mala calidad en la mayoría de los casos, viendo la TV, y saliendo a comprar como locos... son muchos los que buscarán llenar su gran vacío interior con "la magia Navideña".

Os tengo que confesar, que yo, después de la cantidad de años vividos... creo firmemente en la magia... ¡de la Navidad, y de la Vida!... pero también es cierto que he necesitado escarbar muy dentro de mi para descubrirla...  y para darme cuenta de su milagroso poder. 

Ponernos en contacto con nuestra vulnerabilidad, con nuestra necesidad de amor nutritivo y nuestra necesidad de genuina conexión... puede resultar enormemente doloroso... y rodearnos de escenografías  teatrales que representen aquello que añoramos profundamente... quizás pueda consolarnos momentáneamente.

Casi todos sabemos que no hay regalo comparable a una mirada de complicidad y de cariño... que no hay cena de Navidad que pueda llenar el vacío de la incomprensión o del mal amor... y que no hay juguete que pueda sustituir la risa y la alegría compartidas con los que amamos... ¡y sabemos que todo esto no son ñoñeces!

La Navidad y la Vida con su magia, nos ponen en contacto con nosotros mismos, con nuestros sueños no realizados, con nuestras insatisfacciones, con nuestro dolor y nuestras carencias... ¡y también con momentos emocionales de plenitud!... para que "veamos más allá de nuestras narices"...para que luchemos por lo que es auténticamente valioso... para que no despreciemos ninguno de los pequeños y mágicos momentos que la vida nos ofrece... ¡y para que no nos conformemos con malos sustitutivos...! 

Esta crisis puede ayudarnos a sustituir cantidad por calidad... a fabricar juguetes o sueños en lugar de comprarlos... a derrochar creatividad en vez de dinero... a compartir tiempo, juegos y alegría en vez de costosos regalos...

Suele haber muchas cosas que ir resolviendo en una vida... y no es tarea sencilla....y tampoco podemos resolverlo todo de golpe... vayamos paso a paso... y comencemos esta Navidad poniendo límites a lo que nos hace daño, ¡a nosotros y a nuestro bolsillo!...y busquemos cambiarlo por cosas que nos nutran y nos hagan sentir valiosos... ¡aunque no sean políticamente correctas!