Hay muchos mundos en este nuestro mundo, mundos para todos los gustos, mundos de dolor, mundos de gozo, mundos de guerra, mundos de paz, de amor, de miedo, el mundo que en un instante nos creamos cada uno...no hay mas que echar una mirada alrededor.
Hace años me quedé con una frase que leí, y que se transformó en una de las claves de mi vida. Es de Neale Donald Walsch, y viene a decir que para llegar a saber lo que somos, tenemos que experimentar lo que no somos. Eso me hizo pensar desde entonces. ¿Qué soy y qué no soy yo? ¿Elijo mis mundos?.
Con los años, he aprendido a aislar de entre la maraña de sentimientos, dos estados anímicos que creo que se dan en la mayoría de nosotros.
Estado A. En este estado me siento maravillosa, con fortaleza interior, bella, amorosa, valiosa, receptiva, segura de mí, alegre, cariñosa, generosa, creativa...aquí, en el estado A, el mundo tiene sentido, y tan valiosa como me siento yo, siento a los otros.
Estado B. Es tremendo. En él me siento insegura, susceptible, perdida, fea, poco valiosa, temerosa, pierdo el sentido de la realidad, puedo herir a los que quiero, puedo victimizarme o ser tirana...
No soy una persona religiosa, es decir, no practico ninguna religión, pero si estoy conectada con mi mundo interior, y eso es otra cosa. Si tengo alguna opinión sobre "lo intangible", "lo numinoso", o como queramos llamarlo, no ha nacido de mi pensamiento, de mi mente, nace de mis emociones, de mi sentir.
Yo he decidido que quiero sentirme, en el estado A, el mayor tiempo posible, ¡tonta seria si no!, y aspiro a que sea así día a día.
Pero también valoro los momentos en que estoy en el estado B, porque cuando estoy en él, si soy capaz de darme cuenta de por qué he entrado allí, cuando consigo salir, me siento mas completa. Mi conclusión es, que de alguna forma, elegimos nuestros mundos, lo hacemos para poder darnos cuenta de lo que no somos y para ir descubriendo poco a poco lo que si somos.
Hace años me quedé con una frase que leí, y que se transformó en una de las claves de mi vida. Es de Neale Donald Walsch, y viene a decir que para llegar a saber lo que somos, tenemos que experimentar lo que no somos. Eso me hizo pensar desde entonces. ¿Qué soy y qué no soy yo? ¿Elijo mis mundos?.
Con los años, he aprendido a aislar de entre la maraña de sentimientos, dos estados anímicos que creo que se dan en la mayoría de nosotros.
Estado A. En este estado me siento maravillosa, con fortaleza interior, bella, amorosa, valiosa, receptiva, segura de mí, alegre, cariñosa, generosa, creativa...aquí, en el estado A, el mundo tiene sentido, y tan valiosa como me siento yo, siento a los otros.
Estado B. Es tremendo. En él me siento insegura, susceptible, perdida, fea, poco valiosa, temerosa, pierdo el sentido de la realidad, puedo herir a los que quiero, puedo victimizarme o ser tirana...
No soy una persona religiosa, es decir, no practico ninguna religión, pero si estoy conectada con mi mundo interior, y eso es otra cosa. Si tengo alguna opinión sobre "lo intangible", "lo numinoso", o como queramos llamarlo, no ha nacido de mi pensamiento, de mi mente, nace de mis emociones, de mi sentir.
Yo he decidido que quiero sentirme, en el estado A, el mayor tiempo posible, ¡tonta seria si no!, y aspiro a que sea así día a día.
Pero también valoro los momentos en que estoy en el estado B, porque cuando estoy en él, si soy capaz de darme cuenta de por qué he entrado allí, cuando consigo salir, me siento mas completa. Mi conclusión es, que de alguna forma, elegimos nuestros mundos, lo hacemos para poder darnos cuenta de lo que no somos y para ir descubriendo poco a poco lo que si somos.
¡Hola de nuevo!
ResponderEliminarQuieres decir que es necesario vivir a fondo el estado que tú llamas B para poder conocerme mejor y salir al deseable estado A por mis propios medios.
Beber el cáliz de la amargura hasta las heces. Lo peligroso puede ser si no eres capaz de ello y te regodeas en el B, en el victimismo, en echar la culpa a los demás de lo que te pasa. Hay que tener mucha fuerza y serenidad para ello, sobre todo sin ayuda externa. ¿no crees?
Esto es para Sinmiedo.El estado B nos viene sin que lo busquemos voluntariamente, es la manifestación clarisima de lo despistados que andamos por la vida,y desde luego que hay personas que se regodean en su victimismo y sacan algún beneficio de ello aunque sea insano. Pero seguro que no es tu caso Sinmiedo.
ResponderEliminarPues a mi el estado B, aun siendo tan "feo", creo que es necesario, como todo, en su justa medida. Me parece que nos hace sentir emociones que pueden arrancar energías mayores, como si fueran llaves para evolucionar más... no se si se entiende, pero es como si sintiera que de esos momentos, salgo renovada y, lo más importante, reforzada. Se que es imposible permanecer en el estado A continuamente, y la verdad es que me alegro de ello, no querría perder nunca la perspectiva, que creo que es algo que como seres humanos perdemos rápidamente....
ResponderEliminarSigue así, me encanta eto
Ayla de mis entretelas,el estado B es incomodo, molesto, puñetero, pero es muy nuestro, nos da la medida de nuestros limites, por eso es tan necesario, tan poderoso y con tanta riqueza potencial. Solo a los que les duelen sus cadenas luchan por su libertad. Estoy totalmente de acuerdo contigo, solo crecemos con el estado B, en el estado A se esta de p.madre, pero es para animarnos, el B es el curro del día a día. Gracias corasón.
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