8/4/10

Hubo un tiempo...


Hubo un tiempo en que mi cabeza estaba llena de remolinos, y aunque les ponía gomina, saltaban como afiladas agujas...
Ahora siento mis remolinos como un yo que da forma a mi cabeza, y suspiran, y se despeinan...
Hubo un tiempo en que en mis muñecas llevaba finas correas de cuero, y mis pendientes eran grandes y hermosos como la luna, y con las correas y los pendientes fabricaba látigos para defenderme...
Ahora hay broches de brillantes colores adornando las solapas de mi corazón, y la plata de la luna forma anillos en mis dedos, que tocan, que sienten...
Hubo un tiempo en que lucía como una modelo neoyorquina, y pesaba 45 kilos, y las agujas de mis remolinos se me clavaban en el corazón, y gritaba por dentro, y sonreía por fuera...
Ahora mis curvas son más dulces y suaves, y mi corazón huele a azahar, y a pastel de manzana y canela...
Hubo un tiempo en que compraba revistas italianas, y me inventaba blusas de lencería, y me ponía chaquetas de hombre, y preciosas faldas, y todos los días me miraba al espejo para verme, y no me veía...
Ahora me invento sonrisas cálidas, y jardines en mi terraza, y tengo la casa llena de espejos, y me miro, y me veo, y me contoneo, y me gusto...  
Hubo un tiempo en que me buscaba en los ojos de mis hombres, y en los de mis amigos, y en mis dibujos, y en mis casas, y me ahogaba, y coleccionaba lagrimas...
Ahora me busco cerrando los ojos, y abriendo el corazón, y sintiendo las casas, y construyendo sueños... 

Hubo un tiempo en que hablar era un placer que me dolía, escuchar era un dolor que necesitaba y compartir era una necesidad que no me permitía...
Ahora hablar es un permiso que me da poder, escuchar es un poder que despliego, y compartir es desplegar mi alegría...


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