12/12/10

¿Sabias que...?La ciencia de la felicidad de Sonja Lyubomirsky

Cada persona busca la felicidad de una manera distinta y por diferentes medios, y así se fabrican distintas formas de vivir... (Aristóteles)  
Todo aspiramos a ser felices, y confiamos en que las circunstancias de la vida nos concedan este don tan preciado que parece que siempre se nos escapa de las manos.
Sonja Lyubomirsky, licenciada en psicología por Harvard, doctora en psicología social por Stanford, profesora en la Universidad de California y premio Templeton de psicología positiva en el año 2002, lleva 20 años realizando una amplia y rigurosa investigación empírica sobre la felicidad y ha escrito un libro: La ciencia de la felicidad.
Junto a Ken Sheldon, ha hecho numerosas "experiencias con la felicidad" obteniendo sorprendentes resultados.
   De sus investigaciones se desprende que el 50% de nuestro bienestar nos viene ya condicionado por nuestra genética. Nacemos con unos parámetros prefijados para ser felices que dependen de nuestros padres biológicos.
También ha demostrado que nos equivocamos buscando en circunstancias externas a nosotros, por muy positivas que nos parezcan, aumentar nuestra felicidad; ni el dinero, la belleza, la salud, la juventud, ni el éxito, ni siquiera el amor, aumentan sustancialmente nuestro bienestar... todos estas circunstancias solo suponen entre todas un 10% de nuestra felicidad. Esto se debe a lo que llama "adaptación hedonista", que es nuestra capacidad de adaptarnos rápidamente a los cambios positivos.
Lo mejor de todo es que el 40% de felicidad restante dependerá solo de nosotros. Esta sustanciosa tajada de felicidad depende de nuestra forma de pensar y de la manera en que actuamos en la vida, para Sonja somos nosotros los que creamos y construimos nuestro bienestar. 
   Los tres falsos mitos sobre la felicidad que tenemos que desterrar son:
  1. Es algo que tiene que encontrarse.
  2. Se consigue cambiando nuestras circunstancias.
  3. Se tiene o no se tiene.
   En su libro nos propone que gestionemos nuestra propia felicidad, que actuemos deliberadamente y que optemos por una estrategia para potenciarla.
Si hay algún "secreto"para ser feliz, este consiste en determinar la estrategia más adecuada para cada uno de nosotos, la que mejor se adapte a nuestras necesidades, intereses, valores, recursos e inclinaciones particulares y que nos predispondrá a dedicar esfuerzo y a obtener más beneficios. Con esto tendremos ganada la mitad de la batalla.
Sonja propone 12 actividades o intervenciones para la felicidad y tambien nos ayuda proporcionandonos un "Diagnóstico de adecuación entre la persona y la actividad". Las 12 actividades son: 

  1. Expresar gratitud: dar las gracias por las cosas buenas que tienes (ya sea a alguien cercano o en privado, mediante la contemplación o en un diario) o transmitir tu gratitud y tu reconocimiento a una o más personas a las que nunca has dado las gracias como correspondía.
  2. Cultivar el optimismo: llevar un diario en el que imaginas y escribes el mejor futuro posible para ti, o practicar mirar el lado bueno de todas las situaciones.
  3. Evitar pensar demasiado y evitar la comparación social: utilizar estrategias (como la distracción) para reducir la frecuencia con la que piensas en tus problemas y te comparas con los demás.
  4. Practicar la amabilidad: Hacer cosas buenas por los demás, ya sean amigos o desconocidos, ya sea directamente o de forma anónima, ya sea de manera espontánea o planeada.
  5. Cuidar las relaciones: elegir una relación que haya que fortalecer e invertir tiempo y energía en curarla, cultivarla, ratificarla y disfrutarla. Según John Gottman, las parejas que funcionan bien, dedican más de 5 horas a la semana a hablar entre ellos, generando cinco emociones positivas por cada negativa: admiración, agradecimiento, afecto, respeto...
  6. Desarrollar estrategias para afrontar: practicar maneras de soportar o superar un estrés, una dificultad o un trauma recientes.
  7. Aprender a perdonar: llevar un diario o escribir una carta en la que trates de desprenderte de la ira y el resentimento con respecto a una persona o varias que te hayan hecho daño o hayan sido injustas contigo. 
  8. Hacer más actividades que realmente te atraigan: aumentar la cantidad de experiencias, en tu casa y en el trabajo, en las que te entusiasmes, que supongan un reto y te absorban (es decir, experiencias que te hagan "fluir").
  9. Saborear las alegrías de la vida: prestar mucha atención, deleitarse y repetir los placeres momentáneos de la vida y sus maravillas, ya sea a través del pensamiento, la escritura, el dibujo o de compartirlos con otra persona. 
  10. Comprometerte con tus objetivos: elegir uno, dos o tres objetivos importantes que tengan sentido para ti y dedicar tiempo y esfuerzo a perseguirlos. El entusiasmo, la ilusión y el esfuerzo para conseguir lo que es importante para nosotros nos hace más felices.
  11. Practicar la religión y la espiritualidad: participar más en actividades de tu religión, o leer y reflexionar sobre libros de temática espiritual.
  12. Ocuparte de tu cuerpo: emprender una actividad física, meditar, y sonreir y reir.
La práctica de estas 12 estrategias tiene el respaldo de la investigación científica, es decir, que cuando practiquemos "la nuestra", nuestra felicidad se incrementará.
En el reto del mes de Diciembre os doy las claves para que descubrais cual es la actividad más adecuada para vosotros y ¡¡comenceis a practicarla!!      

25/11/10

Los diez puntos de mi alianza con la vida

Primer punto. Cuando amo la Vida con todo mi corazón, con toda mi mente y con todo mi cuerpo y mi alma, llego a lugares de plenitud en donde realmente quiero estar, y comprendo el sentido de mi vida...y el amor estereotipado, el éxito, el dinero y el poder como soluciones al vacío de mi corazón, se quedan pequeños, como juguetes que ya no me sirven.
Segundo punto. No quiero usar la vida en vano. Comprendo el poder de mis pensamientos y de mis palabras, y no los utilizo en vano, porque donde pongo mis pensamientos y mis palabras pongo mi energía, y LO QUE CREO LO TRANSFORMO EN MI REALIDAD.
Tercer punto. Reservo algún día, o algún momento de cada día, para ejercitar mi mente y mi corazón para ir hacia donde realmente deseo ir para poder llegar a manifestar la más alta idea de mi misma.
Cuarto punto. Honro a mi padre y a mi madre, pues ellos me han regalado la oportunidad de mi vida, y honrandolos, honro mis raíces, mi historia familiar, todos los sentimientos de dolor, de superación, de ignorancia, de impotencia, y también el triunfo, la alegría, el amor y la felicidad de todos aquellos que han vivido antes que yo, y que ahora viven a través de mí.
Lograr manifestar la más alta idea de mi misma, es el triunfo de todos ellos, es transformar todo su esfuerzo evolutivo en Vida plena a través de mí. 
Quinto punto. Respeto la Vida en todas sus manifestaciones, porque la Vida en el mundo es un maravilloso puzle en el que cada pieza es necesaria, más allá de mi miedo y mi ignorancia. Cuando alguna vez la quiebro, es por un sentido mayor al servicio de la propia vida. 
Sexto punto. Utilizo el sexo al servicio de mi grandeza, como espacio de amor, respeto, gozo y placer. Siento la conexión con el otro y la riqueza que fluye entre los dos, y no permito que la manipulación, el miedo, el abuso o normas que no siento como mias, se interfieran en esta maravillosa expresión de quien yo soy. 
Séptimo punto. No siento la necesidad de robar nada físico ni psíquico, porque si soy consciente de mi grandeza, se que puedo llegar a lo que deseo, y siento mi autoestima, mi amor y mi respeto...y todo lo que me hace sentir grande. Cuando robo es porque no me siento merecedora de aquello que robo, y robándolo me lo estoy negando.
Octavo punto. No me autoengaño y no engaño a los demás. Cuando soy honesta conmigo misma y con los otros, me respeto y respeto...y permito el proceso de alcanzar mi grandeza, porque solo a través de la transparencia y la honestidad puedo conectarme conmigo y con los demás genuinamente, y llegar a expresar la idea más elevada de mi misma.
Noveno punto. No necesito manipular ni actuar con engaño y falsamente para robarle su amor a otro. No poseemos el amor de nadie, solo lo disfrutamos. Vivir plenamente es confiar en la sabiduría de la vida, y la grandeza del amor que recibimos es consecuencia de la grandeza del amor que entregamos.
Décimo punto. No quiero los bienes que son de otro. Puedo admirar aquellas cualidades que me lo hacen extraordinario, y sentirme inspirada por ellas, pero se que cuando me siento grande, busco y encuentro los bienes que realmente deseo, los que anhela mi corazón. Cuando me siento pequeña y pienso que no puedo tener lo que anhelo, me siento pobre. La envidia me duele, y sobre todo me roba mi grandeza y mi merecimiento.

7/11/10

Enamoramiento y amor


el otro día, desde el autobús, vi una chica preciosa, me dí cuenta de que la conocía y sentí una gran ternura, porque si hermosa es por fuera, todos los que la conocemos sabemos que aún es más bonita por dentro. Tiene un niño de dos años, y desde hace varios meses esta sola, su marido la dejo porque "la quería...pero que ya no estaba enamorado de ella"...el se lo pierde. 
por lo que parece, en los tiempos que corren, hay muchas personas dispuestas a vivir el maravilloso y extasiante enamoramiento, pero muchas menos dispuestas a crear un vínculo amoroso más duradero, que precisa ser cuidado y mantenido continuamente.
Elsa Punset, en su articulo de Telva, "Te quiero pero..." , escribe que el psiquiatra y escritor Andrew Marsahll nos cuenta, que si hace pocos años, el matrimonio era la base en una sociedad dispuesta a mantener su tejido social a cualquier precio, ahora lo importante es el derecho de la persona a tener una vida afectiva plena. El problema es, qué el termómetro que utilizamos para medir la duración de nuestras parejas, no es el amor y el afecto, es el enamoramiento.
y ¿que es el enamoramiento? Elsa Punset nos dice de el: 
"Me dan la razón los estudios más rigurosos, que afirman que el enamoramiento se parece como una gota de agua, químicamente y por sintomatología, a un desorden obsesivo compulsivo."
Si no fuese por el enamoramiento, ese pegamento que nos obliga a vivir experiencias "límite", no evolucionaríamos y creceríamos en ese tú a tú tan intenso; en esos momentos nos hacemos receptivos, vulnerables y dispuestos al cambio...y también a unirnos en pareja para criar a nuestros hijos.
el enamoramiento va solo...gozas, sufres, ríes, lloras...pero el vinculo de amor no, ese hay que cuidarlo día a día, y ponerle muchas ganas.
Hay que aprender a respetar y a valorar al otro más allá de nuestros intereses, y hay que soportar la presión de la rutina cotidiana, del trabajo, de la crianza y educación de los hijos.
Todo esto nos embota y aturde, nos desconecta de la profundidad de nuestros sentimientos, y así es muy fácil descuidarse, entramos en una acidia, en un no sentir que nos desconecta de la persona que amamos.
para que el vínculo amoroso se mantenga vivo, son necesarios la intimidad y el contacto físico, la complicidad, la generosidad, la alegría y el buen humor, la tolerancia, el respeto...la desdramatización de lo cotidiano...y abrazar, tocar, besar, acariciar.
Elsa Punset nos cuenta que: 
"Marsahall sugiere un ejercicio que puede dejar atónitas a nuestras parejas, pero que al parecer resulta muy eficaz : hay que mirar a la pareja a los ojos, sin decir nada, durante unos minutos, todos los días. Así conseguiremos empezar a reconectar, que es la esencia imprescindible del vínculo amoroso."
¿Porque no? Este mirar a los ojos del otro es una experiencia muy intensa, por qué a través de ellos nos conectamos con un "algo" de él, profundo, intenso y hermoso que nos emociona profundamente.

30/10/10

Los hombres y mis "glamourosas" gafas.

Hace años, a mi yo de entonces, le gustaban los hombres fuertes y poderosos que me encogían por dentro...y descubría sorprendidada, que muchos eran niños débiles y destructivos, agarrotados, impenetrables...sedientos de transparencia, de luz... pero encerrados en el cuarto oscuro de su miedo. 
También mi yo de hace años, se enamoraba de hombres que consideraban a las mujeres como deliciosos aperitivos...y les gustaba probarlos todos...y no se comían ninguno...y me lamia la marca de su mordisco... y me afilaba las uñas.
Por aquel entonces, con mis glamourosas gafas, buscaba hombres fascinantes...poco habladores, misteriosos y distantes...ingeniosos, mordaces, inteligentes, sugerentes... presentía sabiduría, riqueza interior...un tesoro de amor y ternura por descubrir...y cuando extendía la mano... solo encontraba miedo, desconfianza, vulnerabilidad y disfraces sutiles...¿donde estaban la luz y el calor que tanto necesitaba ? 
Mi yo de entonces se relacionaba con los hombres desde los "noes"...no era lo suficientemente...alta...baja...sexi...intelectual...rubia...morena...habladora...discreta...buena cocinera...buena amante...tontita...inteligente...superior...inferior...
Y con mi carita llena de "noes" les miraba y les sonreía, y no me dejaba ver...y me sentía distorsionada, rara y dolorida.
Ahora que me siento libre y plena de "síes", conozco hombres que cuando me abrazan me dicen lo extraordinaria que soy, y saben mirarme y verme, y son alegres, y tiernos, y comparten amistad, cariño, inteligencia y calidez.
Ahora que mis gafas han cambiado y que habito otro yo distinto, descubro amistad y ternura en hombres a los que les encanta estar con las mujeres y compartir con ellas, y que se divierten con su forma de sentir y percibir el mundo... 
Ahora, ¡por fin!, mis gafas me dejan ver la cantidad de hombres inteligentes y sensibles, jóvenes y no tan jóvenes...que quieren cambiar el mundo desde la tolerancia y la ternura, la generosidad y la solidaridad, el amor y la alegría...   

11/10/10

Nuestra casa y el sentimiento de riqueza.

Riqueza, pero ¿que es la riqueza para cada uno de nosotros?
En nuestra sociedad actual, se asocia la riqueza a la posesión de bienes materiales y de dinero, con los cuales sofocamos nuestro miedo a carecer de lo más elemental.
Yo creo que el sentimiento de carencia o de prosperidad, de donde realmente proviene es de nuestro interior, y lo que llegamos a conseguir en la vida no será más que un reflejo de aquello que nos permitimos alcanzar desde dentro de nosotros.
Pienso que los "noes" comienzan en nosotros, y como una vasija que desborda, se van insertando  en nuestra vida negándonos experiencias, salud, amor y riqueza.
Descubrir nuestra riqueza interior, desarrollar nuestra potencialidad y sentirnos valiosos, con recursos y habilidades, nos da confianza y "sentimiento de riqueza" para enfrentarnos a los cambiantes vientos de la vida.
Hay muchas formas en las que se manifiestan en nuestra casa esos "noes" que nos niegan riqueza. La experta en feng-shui Denise Linn, nos proporciona a través de la forma en que organizamos nuestro hogar, valiosas pistas. Veamos algunas de ellas. 
  • Una casa limpia y ordenada puede significar una vida bien organizada...pero un exceso de control reflejará  miedo y desconfianza en la riqueza y las oportunidades de la vida.
  • Si lo tuyo es el desorden, puede que en el momento en que te encuentras priorices  otros aspectos en tu vida: hijos pequeños, pluriempleo provisional, oposiciones, emergencia familiar...precisamente porque sabes valorar cada cosa. Pero pudiera ser que tu desorden hable de falta de control sobre tu vida, e incluso de una forma de no abrir tu intimidad a otros con la excusa del desorden...¿donde esta tu riqueza? ¿sientes que no tienes nada que ofrecer a los demás?
  • Cuando tenemos muchas cosas por el suelo: cestas, libros, apuntes, el equipo de música, almohadones...puede ser que nos sintamos muy unidos a la tierra y esto nos haga sentir seguros y arropados. Pero también puede que estemos bloqueados y no "podamos levantarnos"...¿confiamos en nuestros recursos?
  • Una casa bien organizada nos hablara de productividad y comodidad...pero demasiada organización puede significar rigidez y resistencia al cambio por inseguridad y miedo a no ser capaces de adaptarnos a lo desconocido...nos sentimos pobres en nuestros recursos personales.
  • Si en nuestra casa tenemos muchos obstáculos por en medio, quizás es que sentimos la vida llena de obstáculos que sortear...¡parece que no damos de si!
  • Cuando no utilizamos las cosa "buenas y bonitas" y las guardamos para "un futurible incierto", es como si no nos sintiesemos merecedores de lo bueno que la vida nos ofrece. Esto puede pasarnos con vajillas, ropa de cama, objetos decorativos, ropa buena y bonita, camisones...pero si no tomamos la riqueza que ya tenemos ¿como podemos esperar ser más prósperos?
  • Cuando muchos objetos que usamos, están fuera de nuestro alcance y necesitamos subirnos en algo para cogerlos, puede ser que tengamos la creencia de que "hay que trabajar duro en la vida para prosperar"... ¡vamos, que la vida nos resulta difícil y nos costará disfrutar de nuestra riqueza!
  • El hecho de que almacenemos muchos objetos nuevos sin usar, puede estar hablándonos de que no utilizamos nuestra potencialidad. Pueden ser telas, o latas de pintura sin estrenar, o herramientas nuevas, o cuadernos sin empezar...¿que pasa con nuestros talentos? También puede significar que acumulamos para tiempos de escasez...y esto nos hablará de temor al futuro y de inseguridad en nuestras capacidades.

2/10/10

Los hombres..¡Ay los hombres!

Resulta que Samuel Osherson, un prestigioso psicólogo, nos cuenta en su libro "Al encuentro del padre" (como la vida de un hombre es moldeada por la relación con su padre), como la mayoría de los hombres llevan muy mal eso del amor, qué es donde, por lo visto, se concentran gran parte de sus dolores vitales.
Parece ser, que cuando tienen que hacer ese cambio tan necesario para seguir creciendo de 3 a 5 años, de la madre al padre, tienen que pasar de un espacio que sienten suave, cálido, armonioso, a otro espacio más bien incierto y desde luego no tan cálido, ni tan suave, porque su padre aprendió a su vez del suyo, a ejercer una ausencia física o psicológica, todo lo cual, según Osherson, resulta una gran tragedia social a la que no se le da la suficiente importancia...
Ante la gran tragedia del cambio en esas condiciones, ¿que hacen la mayoría de los hombres?...pasan de las mujeres, hacen como la zorra con las uvas que no puede alcanzar, ella pasa diciendo: ¡están verdes!; los hombres lo que hacen es desvalorizar y ridiculizar ese mundo femenino que tanto les gusta y necesitan...con la ayuda por supuesto de una sociedad repleta de valores masculinos, en la que los hombres se desconectan de sus auténticas necesidades emocionales.
Así que la mayoría de los hombres reprime su corazón y esconde, hasta de si mismo, esa necesidad de ser cuidado, mimado y achuchado, que todo ser humano sano siente de forma natural... eso tan dulce que nos nutre y nos hace sentir valiosos, amados y estupendos.
Dentro de ellos se monta una pelea entre esas creencias de la sociedad imperante, y esos pedazos de si mismos que se parecen al cálido y maravilloso mundo que conocieron de su madre... que tienen que ver con el nutrir, el cuidar, la vulnerabilidad, el dar y el recibir, el sostener, el mantener la vida, etc, etc...y el amor en sus manifestaciones más delicadas, cálidas, sutiles y nutritivas.  
Y además son estos pedazos precisamente, los que les relacionan con la alegría y su  creatividad  más genuina, la que brota de su autoestima y de su sentimiento de merecer lo mejor que la vida les puede dar...
La mayoría de los hombres no aprende a cuidarse, ni a nutrirse emocionalmente, ni tampoco se permiten desarrollar una cálida intimidad con otros hombres...van encorvados por la vida con una pesada mochila llena de vulnerabilidad, dependencia y vacío de si mismos...y nos buscan, nos buscan a las mujeres desesperadamente, ¡para que les cuidemos!, porque claro, la mayoría no saben cuidarse solos...pero por otro lado se resisten a necesitarnos... porque eso les hace sentirse como niños... y eso no les gusta nada, así que en vez de comunicarse "de verdad" con nosotras, en vez de pedir desde su necesidad con claridad y honestidad, lo hacen de una forma sutil o manipuladora, para así, no tener que asumir la responsabilidad de pedir y recibir.

¿Como lo veis? Así pasa lo que pasa... que muchos hombres, en su corazón, siguen siendo unos niños pequeños buscando desesperadamente como volver a ese calido lugar que conocieron y disfrutaron... pero que un día perdieron.


10/8/10

Palabras del escritor colombiano Santiago Gamboa

Una revista británica ha realizado una encuesta entre hombres, dividiéndolos en tres grupos de edades. Sus preferencias sobre probables parejas fue aplastante: la mayoría eligieron mujeres entre 45 a 60 años.  Casi todos coinciden en que son mas inteligentes y mas sexys. Pero la autentica respuesta la da un escritor sudamericano de 41 años, Santiago Gamboa ... espero que la disfrutéis.


 Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen 40 y pico, incluso 50 y pico, algunas más...y son bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. hermosamente reales.
  ......................................
    Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan...Herederas de la "revolución sexual" de la década de los 60 y de las corrientes feministas, otras con resabios de esas épocas....que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción.
    ¡Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades!, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando éste, trágicamente se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja.
    Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéter de lana y perdieron su parecido con Maria, la virgen, en una noche loca de viernes o sábado después de bailar.
    Hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo. Aquí hay algunas razones por la cual una mujer de mas de 40 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte..."¿Que estas pensando?" ¡¡¡No le interesa lo mas mínimo!!!
    Si una mujer de mas de 40 no quiere mirar el partido de fútbol, ella no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer de mas de 40, se conoce lo suficiente como para estar segura de si misma, de lo que quiere, y de con quien lo quiere.
    Son muy pocas las mujeres de más de 40 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hace. Una mujer de más de 40, tiene cubierta su cuota de relaciones "importantes" y "compromisos". Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
    Las mujeres de más de 40 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Solo una mujer más joven e inmadura puede llegar a ignorar a su mejor amiga.
    Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que sienten por ti, Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 40 y por múltiples razones.
    Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 40, 50 inteligente, divertida y sexy, hay un hombre con casi o más de 50, calvo, gordo, barrigón y con pantalones arrugados haciéndose el gracioso con una chica de 20 años.
    ¡¡Señoras...les pido perdón por ello..!!

15/6/10

Sentirse maravillosa.

  Quizás fue Coco Chanel la que dijo eso de "no hay mujer fea, sino perezosa".
Por lo que parece, desde su punto de vista, y también desde el punto de vista de la publicidad y el consumo, llegar a ser bella, requiere un esfuerzo al que las mujeres deberíamos dedicarle una parte sustanciosa de nuestros recursos, tanto de tiempo como de dinero.
  Es cierto que la belleza no nos asegura la felicidad, pero también es cierto que a las mujeres todo lo que nos rodea nos incita a lograr "belleza", "juventud", "glamour", como si eso fuese una panacea para poder resolver nuestros grandes y pequeños problemas.
  La presión a la que nos sentimos sometidas cotidianamente para "dar la talla", es tremenda, pareciera que desde todos los rincones, unos personajillos invisibles y malévolos disfrutasen mostrándonos todos nuestro "defectos", haciéndonos sentir inadecuadas, inacabadas....y ciertamente mejorables.
  Cada mujer tiene su propia experiencia con la belleza, y yo por supuesto tengo la mía.
En mi infancia, en mi familia, yo interpreté que la belleza, la esbeltez, la elegancia, eran importantes. Mi madre era bella, delgada y elegante, y yo sentí que eso le proporcionaba ciertos beneficios y gratificaciones en la vida, por lo pronto le concedía poder, y también parecía que le hacia sentirse mejor que sus amigas menos agraciadas.
Y lo que sí recuerdo con mucha claridad es que mi madre raramente se sentía feliz.
  Cuando eres niño, la llave de tu sentimiento de autoestima, la tienen aquellas personas a las que admiras y amas. Por eso yo siempre le dí mas valor a una mirada o a un comentario de mi madre que a todos los piropos del resto del mundo. Ella era la protagonista y yo la vulnerable, insegura y dependiente. Yo la adoraba y la admiraba, y necesitaba desesperadamente su aprobación, como todos los niños, pero también necesitaba ser yo a mi manera, no una prolongación de sus valores y sus miedos.
  Así crecí, con el ceño fruncido, rebelde, contestataria, coqueta hasta morir, pero irreductible en mi yo aún desconocido, sorprendente y sorprendido, confuso, dolorido.
He tenido que caminar mucho desde entonces para irme encontrando, para descubrir que hay viejas fantasías que siempre estarán ahí, aunque yo no quiera verlas, para descubrir que ser mujer, que ser persona al fin, es un trabajo a tiempo completo, y que requiere de todos mis recursos, y que por supuesto va más allá de tener la talla perfecta, y el cutis perfecto, y la juventud eterna.
  Sigo siendo coqueta hasta morir, y es a mi madre a quien tengo que agradecerle muchas de las cosas que me hacen disfrutar de la vida.
  Y también soy muchísimas otras cosas por las que me siento hermosa y valiosa, y también sé, que mis días con sus horas, yo puedo decidir dedicarlos a aquello que me hace sentir viva, libre, creativa, y sobre todo "yo a mi manera".
  Aprender a sentirme maravillosa, está siendo aprender a balancearme entre el "sentimiento de inadecuación al medio" que esta sociedad nos transmite cotidianamente a todos, mujeres y hombres, y el sentimiento de libertad y creatividad para "ser yo", que me nace de las entrañas, y que es lo mas genuino que tenemos los seres humanos.... incluidas las mujeres.
Porque una rosa es una rosa....y no es un clavel, ni una margarita ni un tigre.

22/5/10

Viajes por el alma.

   Siempre me gustó viajar. Ese abrirme a lo desconocido, ese dejarme sorprender con nuevos paisajes, con formas nuevas, con gentes que imagino diferentes, con estilos de vida que desearía desentrañar para comprender un poco más, los muchos mundos que hay en nuestro mundo.
Qué fascinante me resulta, descubrir la belleza y la armonía en lo cotidiano, en lo pequeñito y supuestamente vulgar, y también, qué decepcionante descubrir la vulgaridad en la pretenciosidad y grandilocuencia de alguna de las supuestas maravillas para viajeros incautos.
   Pero a veces viajar me cansa, me desconecta de mí misma con su movimiento incesante, con su avaricia de verlo todo, con la frustración de no poder llegar al corazón de esa ciudad, o ese lugar maravilloso que me atravesó en un instante y que quizás no vuelva a ver nunca, y siempre, siempre, me siento que vivo otra vida, que la mía de todos los días, se diluye, se desvanece, y por un tiempo me siento además de extranjera, aventurera en un comienzo incierto y ávido de posibilidades.
   Un día, de eso ya hace tiempo, comencé a hacer viajes por el alma.
Yo creo que todos hacemos viajes por nuestra alma, pero a veces no nos damos ni cuenta. Mis primeros viajes fueron de ésos, de los de no darme ni cuenta, y fueron duros, muy duros, porque por necesidad, viajé a lugares en guerra, desolados, oscuros y sobrecogedores, llenos de muerte; en ellos aprendí cosas que ignoraba y también comencé a vibrar con un dolor sordo y con el descubrimiento de una ternura que desconocía.
Los recuerdos que me traje de aquellos lugares, me hicieron sentir más humana y más viva, como si hasta entonces mi vida hubiese sido irreal, con un guión aprendido, representando sentimientos y emociones que realmente no eran míos.
   Años después, comenzaron los otros, los viajes por el alma que me gusta recordar, los hermosos, emocionantes y sorprendentes.
Empezaron con visualizaciones dirigidas en trabajos grupales, y me resultaba tan sorprendente sentir cómo aparecían dentro de mí imágenes más allá de mi control, con una espontaneidad que escapaba a mi posible manipulación, y lo que se me ofrecía era tan generoso, fértil e imaginativo, que desbordaba cualquier intento creativo por mi parte.
Es así como comencé a creer en la existencia dentro de mí, de un mundo inexplorado, un mundo que no podía ni suponer, y cada nueva posibilidad de aventurarme en él me atraía y fascinaba.
   Pero fue con una experiencia a través del yoga del sueño, cuando me sentí realmente traspasada por algo totalmente desconocido para mí hasta ese momento por la profundidad de la conciencia emocional a la que pude llegar; el sentimiento de amor y plenitud que experimenté, me dejó boquiabierta.
Y a este sorprendente viaje, siguieron otros igualmente sorprendentes.
Con ellos, confirmé mi idea sobre la existencia de ese mundo interior absolutamente prodigioso, un mundo en el que mis vivencias, podían superar con creces cualquier experiencia vivida en el plano físico.
   Después, durante años, volvió a atraparme lo cotidiano con su mirada de todos los días, y solo viajaba con el cuerpo; los viajes por el alma pasaron a ser hermosas experiencias que recordar, y también algo que por alguna razón no me permitía.
Ahora, otra vez, mi corazón aventurero y curioso quiere volar alto y me ha traido de nuevo esos viajes por el alma que tanta felicidad, armonía y paz me regalaban.
Y en ello estoy, explorando mi alma, recogiendo emoción y plenitud; descubriendo una inmensidad de mí misma asombrosa y extraña, y coleccionando recuerdos de los lugares que visito que llenan mi vida de sentido, de coherencia, de alegría.
   Los viajes por el alma, como los del cuerpo, no me dejan indiferente; aparte de los recuerdos, lo más importante es que ahora sé que esos lugares físicos o psíquicos que visito, existen, son reales cada uno a su manera, y lo sé porque puedo fundirme con ellos con todos mis sentidos, con los del cuerpo, y con los otros, con los del alma.

5/5/10

¿Y la felicidad?

 La vida es un paseo permanente hacia la búsqueda de la plenitud total. (Ana Daza)
Si algo he aprendido, es que nadie nos garantiza la felicidad al nacer, mas bien, y según parece, llegamos para sufrir, para deshacernos en lágrimas ¿o acaso no nos dijeron que este mundo nuestro era un valle de lágrimas?
Este tipo de comentarios, escuchado continuamente, nos horada la moral... como una maliciosa e inofensiva gotita de agua puede horadar la piedra mas dura... y el resultado es que vivir la vida con alegría es casi una provocación, y nos cerramos a la oportunidad que los dioses nos regalan de experimentar, evolucionar y engrandecernos... pero yo lo comprendo ¿a quien le apetece sufrir?, ¿quien no se arruga en un mundo tan turbulento y con tantos pedazos grandes y pequeñitos de dolor e impotencia?
Pero llegado el momento de la verdad... y aceptado el hecho de que nadie nos asegura la felicidad al nacer, lo que también he comprendido es que la vida lo que si nos da, es la oportunidad de aprender a ser felices...  uufff  esto me ha hecho respirar tranquila... y para mí, es un hecho incuestionable que ha sido mi propio devenir y mi experiencia, los que me han llevado a esta liberadora conclusión.
Con este punto de partida, ya me siento dueña y señora de mi vida... y la felicidad se transforma en una meta al alcance de mi mano... porque la hago depender de mí, de la forma en que yo soy capaz de interpretar los acontecimientos, de la forma en que mis recursos y mi capacidad de integrar, comprender y evolucionar, va filtrando el día a día de mi vivir.
Durante años confié en que las personas, o los acontecimientos o las cosas, me dieran la felicidad que necesitaba, y una y otra vez sentí que nunca colmaban mis expectativas... y  mi vacío parecía insaciable.
Así fue hasta que poquito a poco, se fueron haciendo mas importantes los detalles, el instante presente, los matices del sentimiento que antes se me escapaban, que otro tipo de estímulos que había valorado como desencadenantes de mi bienestar. En mi paisaje interior, mis picos se han suavizado... pero los valles se han hecho mucho más fértiles y llenos de colorido.
Hay muchas cosas que ya no me ilusionan como antes... pero a cambio han aparecido otras que me fascinan, que me abren a expectativas vitales profundamente conmovedoras, y que me dan paso a una plenitud que desconocía. Mis estímulos son ahora más intangibles, tienen que ver con la forma en que me relaciono conmigo misma, con los demás y con el mundo... y son una fuente de objetivos, retos y satisfacciones.
Todavía muchas veces, me enredo conmigo misma, me desconecto de mi autoestima, de mi poder, y me siento perdida en la niebla espesa y más bien oscura de mis miedos.
Se que eso se produce porque me he desconectado de mi esencia real y no me he dado espacio para el silencio, para la soledad, para el darme cuenta... y entonces, la luz que guia mi caminar se nubla.
En esos periodos que a veces son largos, no se mirar, y lo que veo me trastorna y me duele... y no me doy cuenta, y me creo una realidad que no es, y pienso que luchando, que esforzándome, que peleando, voy a conseguir cambiar las cosas...¡me río!... sí, me río porque una y otra vez la vida me va demostrando que no es así, que los cambios que pretendo aparecen mas facilmente desde la aceptación de mis límites, desde el amor a mi misma y a los demás... y desde luego no lo consigo cuando me lanzo a luchar conmigo... o con las circunstancias... o con mis supuestos "enemigos".
¿Pero que hay de la felicidad?
Todo esto me ha llevado a descubrir que existe un estado de plenitud interior, de gozo, que no tiene que ver con las circunstancias externas, ni con los estímulos que recibo; este estado se produce a partir de mí, desde mi interior, y es una mezcla de confianza y aceptación de la realidad... (porque que tiene sentido mas allá de mis deseos)... y del sentimiento de que soy algo más, algo mucho más grande que mi cuerpo... y mis miedos... y mis logros y circunstancias, y ese "darme cuenta" con todo mi ser, me llena de plenitud y me ayuda en los momentos en que me aprieta el zapato.
Porque no me olvido, de que para avanzar por este "valle de lágrimas", necesito zapatos, y a veces, si no he sabido elegirlos, los condenados me aprietan.

19/4/10

La alegría.

 "Irrupción súbita de una dimensión atemporal entre las horas conocidas, es vida creativa ilimitada. Y vivir así es una inspiración incesante." (Consuelo Martín) 
El otro día volví a conectarme con la Alegría.
Mi inmersión en el mundo suele ser apasionada, y por mi naturaleza mas bien luchadora, puedo acabar peleando con molinos de viento, o lo que es mas tonto, conmigo misma.
Sé, hace tiempo, que la realidad que vivimos, se relaciona muy estrechamente con nuestro "yo actuante" y nuestro "yo pensante" y nuestro "yo sintiente"...resumiendo, con nuestra mirada al mundo, y por eso mismo, he aprendido que ampliar mis puntos de vista y cambiar de gafas con frecuencia, suprime mucho dolor y frustración en mi día a día.

Yo ya me había conectado con la Alegría hace tiempo, pero por lo que se ve, últimamente los molinos de viento y las gafas no me dejaban ver el bosque.
¿Y a que le llamo yo una experiencia con la Alegría?
Cuando leo sobre la "experiencia interior" (hay muchas formas de llamarla), por un lado me siento identificada con lo que expresan personas que la han vivido, pero por otro, siento que es algo demasiado personal, y que las comparaciones no caben por su propia naturaleza unitaria.
A mí me gusta hablar de ella cuando ya no está, de lo que me hace sentir, y poderlo expresar desde la sencillez o el poder de mis palabras, utilizando mi vocabulario, saboreando su recuerdo, sintiéndola cercana en su lejanía, y en mi "mundo pequeñito" sentir la sombra de su grandeza, porque eso hace que la sienta al alcance de mi mano, cariñosa, compartible, comprensible...y así su calor, su compañía, su poder... su todo, me llenan el alma, aunque no este conmigo.
Yo la llamo la Gran Mirada, porque su mirada es grande frente a la pequeña y cotidiana mirada de todos los días, la que tengo la mayoría del tiempo y que me atrapa en las anécdotas de la vida, y que me lleva al sufrimiento, a los miedos, a la lucha, y también al placer, y a la risa, y a compartir, a necesitar y a evolucionar y crecer, queriéndolo o sin quererlo.
¿Que me pasa cuando experimento la Gran Mirada, esa forma distinta de contemplar el mundo y a mi misma?
En esos momentos sin tiempo, me fluye la creatividad y la plenitud es lo natural, en esa forma de mirar no me cabe el juicio ni la exigencia, ni la critica, pero no porque crea que no es lo adecuado, no, simplemente, allí eso no está, no existe, solo existe ligereza, autoestima, humildad,
Después, cuando vuelvo a la mirada pequeña, y me siento otra vez en ese día a día que me hace su prisionera, a la rutina que me roba la frescura del instante pero que también me da una seguridad que necesito, me digo, otra vez aquí, pero la Gran Mirada ha iluminado mi camino regalandome un pedacito de su alegría, y mi percepción de la realidad se ha hecho más clara, más blanda, más dulce y amorosa, y ya no me lo creo tanto, y puedo dejar pasar los molinos de viento, y me quiero más y más bonito...y sigo creciendo y aprendiendo...
Ella es esquiva y no permanece mucho tiempo conmigo, yo quiero que ella con su mirada, sea para mí una amiga, una compañera que dé sosiego a mi corazón atrapado en la mirada pequeñita, y porque lo quiero, pienso en ella, y la llamo, y sé que tengo que buscar tiempo, y espacio, y silencio y recogimiento para ella, porque sé que eso le gusta, y la espero impaciente paladeando su recuerdo, su alegría, su cercanía, su amor.
Y también porque la quiero, su recuerdo me impulsa a luchar menos, a ser mas consciente, mas dulce, mas amorosa...y si me separo distanciandome de ella, su ausencia me duele, y poquito a poco, sin querer, me siento abandonada y triste.
¡
Ay!, yo que solo conocía los amantes del cuerpo, y ahora descubro que tengo una amante del alma... y sus efectos perduran en mí porque es luz que ilumina y guía, y también es cálido abrazo que alimenta y conforta, y es inspiración... y apoyo cuando elijo el camino de mi realización, dando poder y sentido a lo que hago, y cuando me ha visitado, ¡parece tan natural su visita!...
La Gran mirada es cálido amor, es "ser" sin tiempo ni espacio... percibir el sentido del todo que es la vida, así, sin pensar, sabiendo sin necesidad de saber, solo siendo...¡y la Alegría!, la Alegría es la compañera inseparable de la Gran Mirada, y es como un torrente que arrastra todo lo que no es de allí, y me penetra y me desborda y me llena de gozo y bienestar.

8/4/10

Hubo un tiempo...


Hubo un tiempo en que mi cabeza estaba llena de remolinos, y aunque les ponía gomina, saltaban como afiladas agujas...
Ahora siento mis remolinos como un yo que da forma a mi cabeza, y suspiran, y se despeinan...
Hubo un tiempo en que en mis muñecas llevaba finas correas de cuero, y mis pendientes eran grandes y hermosos como la luna, y con las correas y los pendientes fabricaba látigos para defenderme...
Ahora hay broches de brillantes colores adornando las solapas de mi corazón, y la plata de la luna forma anillos en mis dedos, que tocan, que sienten...
Hubo un tiempo en que lucía como una modelo neoyorquina, y pesaba 45 kilos, y las agujas de mis remolinos se me clavaban en el corazón, y gritaba por dentro, y sonreía por fuera...
Ahora mis curvas son más dulces y suaves, y mi corazón huele a azahar, y a pastel de manzana y canela...
Hubo un tiempo en que compraba revistas italianas, y me inventaba blusas de lencería, y me ponía chaquetas de hombre, y preciosas faldas, y todos los días me miraba al espejo para verme, y no me veía...
Ahora me invento sonrisas cálidas, y jardines en mi terraza, y tengo la casa llena de espejos, y me miro, y me veo, y me contoneo, y me gusto...  
Hubo un tiempo en que me buscaba en los ojos de mis hombres, y en los de mis amigos, y en mis dibujos, y en mis casas, y me ahogaba, y coleccionaba lagrimas...
Ahora me busco cerrando los ojos, y abriendo el corazón, y sintiendo las casas, y construyendo sueños... 

Hubo un tiempo en que hablar era un placer que me dolía, escuchar era un dolor que necesitaba y compartir era una necesidad que no me permitía...
Ahora hablar es un permiso que me da poder, escuchar es un poder que despliego, y compartir es desplegar mi alegría...


5/4/10

La caja negra.

Esto se lo dedico a los valientes que saben que más vale una roja que ciento amarillo, y a buen entendedor...

  Desde que somos conscientes de nuestro cuerpo, los humanos perseguimos nuestro bienestar, primero físico, luego emocional, y más adelante, si no carecemos de lo más elemental para nuestra supervivencia, lo que pretendemos es "ser felices".

  A partir de cierto momento en mi vida, tendría unos 14 o 15 años, aunque era consciente de que había circunstancias externas que condicionaban indudablemente mi estado de ánimo y que me desencadenaban ansiedad, o inseguridad y temor, o infelicidad al fin, como consecuencia de tempranas lecturas de Freud, Erich Fromm, Victor Franckl y otros maestros, comencé a pensar en la existencia en nosotros, de una misteriosa, intangible y sugerente "cajita negra" similar a la de los aviones, que me podría dar la clave del porqué de mis pequeñas catástrofes cotidianas.
Ese fue sin duda, el instante en que vió la luz la voluntad de tomar las riendas de mi vida.
   Esto no me vino a resolver la incertidumbre, ni los miedos, ni la infelicidad e incapacidades, pero lo que sí consiguió, fue proporcionarme una puerta y un camino.
Durante bastante tiempo continué considerándome una víctima de las circunstancias, pero paralelamente, se fue gestando en mí la liberadora idea de transformar mi vida desde la cajita negra, aunque también es cierto que eso alimentaba un deseo de omnipotencia y la fantasía de poder alcanzar un control absoluto sobre mi destino.
   Fueron pasando los años, inmisericordes, uno tras otro, y lo que fui descubriendo, es que lo que yo imaginaba como una caja negra más o menos controlable, más o menos manipulable, era en realidad algo inmenso e inconmensurable, y que a semejanza de un gigantesco iceberg, se sumergía en las oscuras aguas de mi conciencia y emociones, permitiendo que sólo un pedacito pequeñísimo de lo que soy, se asome en la superficie de un caldo emocional inabarcable, que a semejanza de gran madre océano, nos acoge a todos.
   Las respuestas a mis preguntas, dudas y miedos, siempre las acabo encontrando en esa inmensidad sumergida, no visible y prácticamente inexplorada, porque sé que es ahí donde están las claves de esa porción frágil y vulnerable que va por el mundo sintiendo, relacionándose e interactuando con la vida.
Es justamente el feedback entre lo sumergido y lo exterior lo que ha ido definiendo y transformando mi vida, lo que ha ido dando forma al pedacito que muestro al mundo, al pedacito que me empeño en definir como "yo".
   Siempre que he ansiado algo: alegría, prosperidad, amor, autoestima, triunfo, serenidad...ya sabéis, esas pequeñeces que nos empeñamos en exigirle a la vida, me he acabado tropezando con el agua, con esa superficie húmeda, fría, oscura, temible y aparentemente insondable....
   Para poder bucear y explorar ese mundo oculto y misterioso, he tenido que desarrollar una parte aventurera, pero la de estarse quieta, sentir y aguantar, que es una forma de aventurarse difícil e inquietante. Afortunadamente, he podido contar con valiosos compañeros de viaje, muchas veces fortuitos, que me han apoyado y sostenido en los momentos más oscuros.
Tengo que decir además, que una vez traspasado el miedo y el sentimiento de horror que me producía descubrir lo despreciable, indigna de ser amada, miserable y malvada que podía llegar a ser o era, lo que realmente descubría era un sorprendente, luminoso, emocionante y fructífero tesoro que las profundas aguas me regalaban.
Y así, poquito a poco, he ido sumando tesoros y luz a mi vida.

Yo me sigo percibiendo imperfecta, inadecuada y supuestamente mejorable, pero aparte de perderle el miedo a lo de bucear en mis aguas profundas, también me he dado cuenta y he aceptado que soy buena, amada, valiente, hermosa, generosa, honesta....y una aventurera de tomo y lomo.

14/3/10

El fin del Mundo.

Esta dedicado a todos los que han vivido experiencias tan profundamente traumáticas como la del 11M. 
  En una de sus mágicas novelas, Murakami nos habla de la misteriosa ciudad amurallada del Fin del Mundo, allí, sus habitantes viven sin sombra, y su corazón ha desaparecido.
Pero no son personas crueles, ni despiadadas, no, son educadas, corteses, amables, responsables, solidarias....solo que han sacrificado su corazón.
  El protagonista, recién llegado a esta sorprendente ciudad, y cuya sombra todavía no ha muerto, se da cuenta :"Yo aún tengo corazón y, sin embargo, a veces lo pierdo de vista. No, mejor dicho, posiblemente esté siempre perdido y solo en ocasiones lo recobro. A pesar de eso, tengo la certeza de que volverá, en un momento u otro, y esa certeza es la que, en definitiva, vertebra y sostiene mi existencia." 
  Somos muchas y muchos los que vivimos o hemos vivido así, "descorazonados" temporalmente, o con pedacitos de corazón mordidos, escamoteados, hurtados a nuestra conciencia durante un tiempo para no tener que enfrentarnos al sufrimiento.
  Pero los habitantes del Fin del Mundo son otros, y ellos ademas de dolerme profundamente, me inspiran respeto.
Allí se refugian personas como Sophie, la protagonista de la película La decisión de Sophie. Una madre judía a la que fuerzan a elegir, en un campo de concentración nazi, entre sus dos hijos pequeños, sabiendo que su decisión llevara a la muerte a uno de ellos....y ella elige.
   Después tiene que seguir respirando, comiendo, sobreviviendo, con una culpa que no podrá sostener, con una salida imposible; entonces sacrifica su corazón, porque solo dándole la espalda podrá continuar adelante, inventarse una nueva existencia, fingir que es como todos, aparentar que la vida tiene sentido para ella, aunque al final no lo consiga.
  ¿Cuantos entre nosotros pueden sentirse como Sophie? Quizás su experiencia nos parezca menos desoladora que la de ella, pero ¿quienes somos nosotros para decidirlo? Las heridas del alma son complejas, intrincadas, están enmarañadas con nuestras creencias y valores, y lo que para algunos es superable, a otros puede generarles una culpa o un dolor insostenibles.
   Me siento contenta de ser una mujer creciente, de estar en contacto con mis sentimientos, con mi corazón, de poder amar, pero sobre todo me siento muy afortunada por no haber tenido que vivir una experiencia limite como la de Sophie, o como la de alguno de los habitantes de la ciudad del Fin del Mundo, ¿como habría podido seguir viviendo?
Es una pregunta que hoy por hoy no puedo responder, y que confío que la vida no me ponga nunca en la posición de tener que llegar a responder alguna día.
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