El escritor y especialista en educación emocional Gary Chapman viene a echarnos una mano con su práctico método "Los cinco lenguajes del amor", en el que nos explica las cinco maneras básicas con las que las personas expresamos y recibimos amor.
Chapman hace hincapié en el hecho de que: "En el corazón de cualquier ser humano se encuentra el profundo deseo de intimidad y de ser amado por otro" y también en que "El matrimonio está diseñado para llenar esa necesidad de intimidad y amor".
En este contexto el lenguaje del amor es importantísimo, porque igual que no podemos entendernos cuando hablamos idiomas diferentes, si nuestro lenguaje del amor no es el mismo, por ejemplo al de nuestra pareja o nuestros hijos, por mucho que nos amemos, nos sentiremos incomprendidos.
El sentirnos incomunicados amorosamente, con la sensación de que el otro no nos ama como necesitamos y rechaza o no valora nuestras muestras de amor, vacía poco a poco nuestro "depósito de amor", aislándonos, separándonos y dejándonos sin reservas para "caminar en amor".
Para Chapman:
"Comprender los cinco lenguajes del amor y aprender el lenguaje principal de amor de nuestra pareja o hijos, puede afectar radicalmente la conducta de ellos ya que las personas se comportan de forma diferente cuando sus tanques del amor están llenos".
¿Cuales son esas cinco formas básicas de dar y recibir amor?
1. Con palabras de afirmación, amables, de ánimo, humildes.
2. Compartiendo tiempo de calidad.
3. A través de regalos.
4. Con actos de servicio.
5. A través del contacto físico.
1. Con palabras de afirmación, amables, de ánimo, humildes.
Cuando hacemos un cumplido o manifestamos nuestro aprecio de una forma sincera, estamos mostrando nuestro cariño. Pensemos que con nuestro lenguaje aprobamos o criticamos. Por eso cuando verbalmente apoyamos, damos reconocimiento, alentamos, elogiamos y expresamos nuestro cariño, estamos diciendo "te quiero y me importas"... y esto es muy importante para el otro, porque nutrimos su autoestima y su seguridad en sí mismo y le estamos "inspirando fuerza interior" para enfrentarse a los retos vitales...
Otra aspecto importante es el tono de voz que empleamos al hablar.... Nuestros mensajes pueden tener un doble sentido, uno lo que estamos diciendo y otro la forma en que lo hacemos... y por lo general las personas interpretarán nuestro mensaje por nuestro tono de voz, no necesariamente por las palabras que usemos. Como nos dice Elsa Punset en su libro "Brújula para navegantes emocionales".
"El poder de nuestras palabras, sobre todo en la psique de los niños, es mucho mayor del que solemos tener en cuenta. Casi todos recordamos palabras fugaces que, sin embargo, marcaron nuestras vidas de forma más o menos implacable, como aquella vez en la nuestra madre nos dijo que necesitábamos vestirnos bien porque no éramos naturalmente atractivos, cuando el profesor de gimnasia nos llamó torpes o cuando una maestra dijo que nos faltaba imaginación. Los niños creen que pensamos sinceramente todo lo que les decimos. Si somos conscientes de ello, sopesaremos mejor el poder de nuestras palabras, sobre todo para comunicar amor o desprecio... Las palabras de amor y cariño se dicen casi sin pensar, pero su huella es duradera. Al contrario, cuando las palabras son hirientes y se espetan a raíz de una frustración o enfado pasajeros pueden dañar nuestra autoestima y hacernos dudar de nuestras habilidades".
También hay que aprender a pedir con humildad. El amor hace peticiones, no exigencias. La manera en la que expresamos nuestros deseos a las personas que amamos es muy importante. Si formulamos exigencias, desaparece la complicidad y la intimidad y esto aleja al otro de nuestro lado. Si hacemos conocer nuestras necesidades y deseos como peticiones, estamos mostrando lo que nos gusta, no estamos dando un ultimátum.
Cuando hacemos un cumplido o manifestamos nuestro aprecio de una forma sincera, estamos mostrando nuestro cariño. Pensemos que con nuestro lenguaje aprobamos o criticamos. Por eso cuando verbalmente apoyamos, damos reconocimiento, alentamos, elogiamos y expresamos nuestro cariño, estamos diciendo "te quiero y me importas"... y esto es muy importante para el otro, porque nutrimos su autoestima y su seguridad en sí mismo y le estamos "inspirando fuerza interior" para enfrentarse a los retos vitales...
Otra aspecto importante es el tono de voz que empleamos al hablar.... Nuestros mensajes pueden tener un doble sentido, uno lo que estamos diciendo y otro la forma en que lo hacemos... y por lo general las personas interpretarán nuestro mensaje por nuestro tono de voz, no necesariamente por las palabras que usemos. Como nos dice Elsa Punset en su libro "Brújula para navegantes emocionales".
"El poder de nuestras palabras, sobre todo en la psique de los niños, es mucho mayor del que solemos tener en cuenta. Casi todos recordamos palabras fugaces que, sin embargo, marcaron nuestras vidas de forma más o menos implacable, como aquella vez en la nuestra madre nos dijo que necesitábamos vestirnos bien porque no éramos naturalmente atractivos, cuando el profesor de gimnasia nos llamó torpes o cuando una maestra dijo que nos faltaba imaginación. Los niños creen que pensamos sinceramente todo lo que les decimos. Si somos conscientes de ello, sopesaremos mejor el poder de nuestras palabras, sobre todo para comunicar amor o desprecio... Las palabras de amor y cariño se dicen casi sin pensar, pero su huella es duradera. Al contrario, cuando las palabras son hirientes y se espetan a raíz de una frustración o enfado pasajeros pueden dañar nuestra autoestima y hacernos dudar de nuestras habilidades".
También hay que aprender a pedir con humildad. El amor hace peticiones, no exigencias. La manera en la que expresamos nuestros deseos a las personas que amamos es muy importante. Si formulamos exigencias, desaparece la complicidad y la intimidad y esto aleja al otro de nuestro lado. Si hacemos conocer nuestras necesidades y deseos como peticiones, estamos mostrando lo que nos gusta, no estamos dando un ultimátum.
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